Cómo proteger a tu perro contra los parásitos: guía completa para dueños responsables
Los perros forman parte de nuestra familia y cuidarlos implica velar por su salud en todos los aspectos. Uno de los problemas más comunes, pero a menudo infravalorados, es la infestación por parásitos externos e internos. Estos diminutos organismos no solo generan molestias como picores o irritaciones, sino que también pueden transmitir enfermedades graves, algunas incluso peligrosas para las personas.
Aquí te explicaremos los parásitos más habituales en España, cómo reconocerlos, qué riesgos implican y, sobre todo, cómo proteger a tu compañero de cuatro patas.
Parásitos externos del perro: los más frecuentes en España
En nuestro país, gracias al clima templado y cada vez más cálido, los parásitos externos pueden encontrarse a lo largo de todo el año, aunque con picos más altos en primavera y otoño. Vamos a repasar los más habituales:
1. Pulgas
Son los parásitos externos más conocidos. Se alimentan de la sangre del perro y provocan picor intenso. Algunos animales desarrollan una alergia conocida como dermatitis alérgica por picadura de pulga (DAPP), que causa lesiones cutáneas dolorosas.
Además, las pulgas no solo viven en el pelaje: también pueden infestar el entorno, como sofás, alfombras o camas para mascotas.
2. Garrapatas
Pertenecen a la familia de los ácaros y son especialmente peligrosas porque transmiten enfermedades graves como la piroplasmosis (babesiosis), la enfermedad de Lyme o la ehrlichiosis. Suelen encontrarse en zonas rurales, jardines y parques.
3. Piojos
Aunque menos frecuentes, afectan sobre todo a perros que han estado en malas condiciones higiénicas. Provocan picor y malestar, pero no se transmiten a las personas.
4. Sarna
Existen distintos tipos:
- Sarna sarcóptica: produce un picor intenso y puede contagiarse entre perros.
- Sarna otodéctica: afecta al conducto auditivo, causando dolor, rascado excesivo y secreciones oscuras.
5. Demodex
Provocada por un ácaro microscópico llamado Demodex canis. Es más común en cachorros o en perros con las defensas bajas. Puede causar pérdida de pelo localizada.
6. Ácaros de otoño (aoûtats)
Aparecen sobre todo en verano y otoño. Aunque no son peligrosos, provocan irritaciones y picores intensos.
7. Cheyletiella
También conocida como “caspa andante”, porque provoca descamación visible en el lomo del perro. Se transmite fácilmente entre animales.
8. Tiña
Es una infección por hongos (dermatofitos) que provoca zonas sin pelo y costras. Puede transmitirse a personas y a gatos.
¿Cómo se contagian los perros?
Los parásitos externos están en todas partes: parques, jardines, bosques, zonas de césped, playas e incluso en entornos urbanos. También pueden transmitirse por contacto con otros animales infestados o mediante objetos contaminados, como mantas, colchonetas o juguetes.
El cambio climático está reduciendo la estacionalidad de las infestaciones. Antes había picos muy claros en primavera y otoño, pero ahora el riesgo se mantiene prácticamente todo el año.
Síntomas de infestación por parásitos externos
Es fundamental revisar a tu perro con frecuencia. Algunos de los signos que pueden alertarte son:
- Rascado excesivo o mordisqueo del pelaje.
- Zonas con caída de pelo.
- Irritaciones o heridas en la piel.
- Costras, descamación o enrojecimiento.
- Presencia visible de pulgas o garrapatas.
- Restos de “granos negros” (heces de pulga) al pasar un peine fino.
En el caso de las garrapatas, a menudo se detectan acariciando al perro, ya que se sienten como pequeños bultos adheridos a la piel.
Tratamientos y prevención de parásitos externos
La clave no es solo eliminar una infestación existente, sino sobre todo prevenirla. Algunas medidas básicas incluyen:
- Usar productos antiparasitarios recomendados por el veterinario.
- Realizar inspecciones frecuentes, especialmente tras paseos por el campo o zonas con hierba alta.
- Lavar y desinfectar mantas, camas y sofás donde se tumbe el perro.
- Tratar a todos los animales de la casa al mismo tiempo.
- Retirar las garrapatas de forma adecuada, con un gancho extractor, para evitar que queden restos en la piel.
Parásitos internos: un enemigo invisible
Los parásitos internos suelen pasar desapercibidos porque viven en el aparato digestivo u otros órganos del perro. Sin embargo, son igual de peligrosos y, en algunos casos, pueden transmitirse a los humanos.
Tipos principales de parásitos internos
1. Gusanos redondos (nematodos)
Entre ellos destacan los ascáridos, trichuris y anquilostomas. Pueden provocar diarrea, vómitos, pérdida de peso y retraso en el crecimiento de los cachorros. Algunos son zoonóticos, es decir, transmisibles al ser humano.
2. Gusanos planos (céstodos)
Incluyen al tenia (Dipylidium caninum) y otras especies. Se identifican porque en las heces aparecen segmentos parecidos a granos de arroz.
3. Gusano del corazón (Dirofilaria immitis)
Transmitido por la picadura de mosquitos, se instala en el corazón y en los vasos pulmonares, provocando una enfermedad conocida como dirofilariosis. Su presencia es más común en zonas cálidas y húmedas, como el sur de España o la cuenca mediterránea.
¿Cómo se contagian los perros con parásitos internos?
Los huevos y larvas de los parásitos intestinales están presentes en el suelo, la hierba, charcos, alimentos contaminados o incluso en otros animales.
Los cachorros pueden infectarse a través de la placenta o la leche materna, por lo que es imprescindible establecer un calendario de desparasitación desde los primeros días de vida.
Síntomas de infestación por parásitos internos
Algunos indicios que deben ponernos en alerta son:
- Vómitos o diarreas frecuentes.
- Abdomen hinchado.
- Pérdida de peso inexplicable.
- Cansancio o apatía.
- “Arrastrar el culo” contra el suelo (signo del trineo).
- Presencia de gusanos visibles en las heces.
En los cachorros, además, pueden aparecer retrasos en el crecimiento y problemas de desarrollo.
Tratamiento y prevención de los parásitos internos
La solución más eficaz es la vermifugación periódica.
- Cachorros: a los 10 días de vida, después cada 15 días hasta los 2 meses y una vez al mes hasta los 6 meses.
- Adultos: entre 2 y 4 veces al año, según su estilo de vida.
- Hembras reproductoras: antes del celo, antes del parto y unas semanas después de la lactancia.
Es importante seguir las pautas recomendadas por el veterinario, ya que cada animal tiene necesidades distintas.
Parásitos y salud humana: una relación a no olvidar
Algunas enfermedades transmitidas por parásitos caninos son zoonosis, es decir, pueden afectar a las personas. Es el caso de la tiña, ciertos tipos de lombrices intestinales o incluso la leishmaniosis (transmitida por mosquitos).
Por eso, mantener una correcta desparasitación no solo protege a tu perro, sino también a toda tu familia.
Consejos prácticos para prevenir parásitos en tu perro
- Revisa su pelaje después de cada paseo.
- Mantén su cama limpia y desinfecta con frecuencia el entorno.
- Desparasítalo de forma regular, tanto interna como externamente.
- Consulta al veterinario para elegir el producto más adecuado según su edad, peso y estilo de vida.
- Refuerza su sistema inmune con una buena alimentación y ejercicio.
- Controla la higiene: lávate siempre las manos después de jugar con él o recoger sus heces.
Los parásitos son enemigos silenciosos, pero fáciles de controlar con prevención adecuada. Mantener a tu perro libre de pulgas, garrapatas, gusanos y otros invasores no solo le ahorra sufrimiento, sino que también protege la salud de tu hogar.
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